4 de enero de 2008

IR POR MÁS

Esta es una reseña del disco El Ciclista de Javier Barría que aparece en la edición 9 de Revista Pausa, en la que colaboro. Se las dejo. Y también la inquietud de escucharlo a Javier.




El Ciclista es hasta ahora el último disco autoeditado por el músico chileno Javier Barría. Hasta ahora porque este prolífico compositor, con estudios de música en la Universidad de Chile, tiene una nutrida historia de registros propios que pronto se verá aumentada por el futuro Ciudadano B, con el que según Barría dirá adiós a la producción de estudios caseros.

Grabado entre enero y octubre de 2006, el trabajo ha circulado, junto a su autor, por los circuitos de la música independiente santiaguina y ahora también por Valparaíso y Concepción.

De sonoridad pop, El Ciclista se construye sobre la base de una guitarra eléctrica –el instrumento original de Barría- que hace las veces de líder, solista y cama armónica; baterías secuenciadas en fruity loops; y pianos y sintes de reason 3. Lo interesante del trabajo, además de una estética sonora muy bien cuidada, es que todo lo que suena es interpretado por este songwriter que cuenta con 9 discos solistas desde Nada de Todo (2002), pasando por Pedacitos (2004), hasta Desayuno Eléctrico y Piola (2006), entre otros.

Con tintes que dan cuenta de las escuchas argentinas del autor –quizás Spinetta, quizás Aznar u otros- las líricas del disco apuntan a las historias urbanas que se enlazan a partir tramas que tienen que ver con el amor y el desamor: Las tardes en el parque / El agua en colores / La búsqueda será infinita / Algo contigo, sonaba tan bien / Los hijos de nuestros hijos nunca lo sabrán, señala en Guía Triste o Antes, era fácil querer / Era todo continuidad / Antes, libre, lado y lado del casete / Hoy la noche no tiene fin en Envases.





Barría es parte de un circuito iniciático en la música independiente chilena asociado a las nuevas formas de hacer difusión, que se contiene y manifiesta a través de plataformas tecnológicas como myspace o podomatic y que se desarrolla fuertemente a partir del en vivo, con una suerte de intimismo que conmueve, incita, persuade y convence a la audiencia de que hoy las historias personales pueden ser una bandera de batalla en el campo de la globalidad mediatizada.

A Barría hay que escucharlo. En vivo o en estudio suena bien. Hay harto que escudriñar de él en la red: buenas críticas, discos descargables, entrevistas de sitios especializados. Son buenas pistas para encontrar a un músico que tiene mucho que mostrar. El Ciclista es un buen ejemplo, pero hay que ir por más.

Más Barría en www.myspace.com/javierbarria

2 comentarios:

Peperina Rock dijo...

Pues Javierito es seco... y too lo que tenga que ver con él [en terminos musikalistikos] se vuelve con el tiempo una nueva base de inspiración para gente [que al igual que io] lo sigue

En fin...espero con ansias el treinta para poder ir a verle a la Piedra Feliz... y de paso saludar a Diego Peralta, no???


Besos Rockeros!!!

Juan Pablo dijo...

Saludos este se vé un buen sitio...